sábado, 13 de marzo de 2010

DELIBES, EL MAESTRO

La muerte de Miguel Delibes, este 12 de marzo, ha cruzado como una ráfaga de viento helado los extensos páramos de la creación literaria.
Este contador de historias, al mejor estilo de los romanceros castellanos que de plaza en plaza contaban hazañas y desgracias de los héroes –o, acaso mejor, de sus antihéroes –, nos deja un legado literario que ya nos acompañará para siempre.
En sus historias se conjugan, a su decir, tres elementos: un hombre, un paisaje y una pasión. Historias que inunda de personajes que son un poco la representación de la naturaleza humana, donde es fácil verse reflejado; y donde, probablemente, muy pocos alcancen a conservar la inocencia que anida en el alma humana.
Entre todos esos personajes, quizá Azarías, acompañado de su ‘milana’, esa misma ‘milana’ que a todos nos acompaña y que representa el asidero que nos anima a mantener la ilusión de la vida difícil y arrastrada.
La prosa de Delibes me invade cada vez que cojo la pluma. Es de esos escritores que me señalan el camino, que me acompañan en el camino. Sin duda, su sombra es tan alargada como la de un ciprés.
Ha sido el gran maestro de las letras españolas en el siglo XX, y así quiero reconocerlo.

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